viernes, 29 de julio de 2016

Entre la madre y la alquimia.

Los dedos estaban congelados por el alma,
no había mucha alma,
ni dedos que escriban.

Una vez más
el silencio habla
por los poros del caminante.

No hay glorias simpáticas
pero si fragancia eterna
al recordarte en mi sangre.

Cada día me acerco
un poco más a ti
repitiendo muchas cosas
para susurrarte madre.

Agarraré las cometas por los pies,
naciendo de ti.