martes, 1 de enero de 2008

Estuve solo

Estuve solo,
y sólo me perdí.

Busqué en ti, más me perdí.
Fui rodilla en tu ser,
pasto a tu hambre,
y, así me perdí...

Te escondiste detrás de una piedra;
piedra mala, piedra espinosa,

piedra berrinchuda,
hermana tuya, gemela conmigo.

Duelo nefasto que sin dolor camina,
que mata, desangra,
que persigue la dicha,
y destripa el alma.


Duele poco, más que un poco.


Entero muero en las marchas nocturnas,
cuando el risueñor escapa de una jaula de oro,
a cambio en un árbol grande, verde, verde,

no como mis ojos. Verde esperanza,
no, como la vecina,
sino como la esperanza mía.

Cuando te amo,
la vida
me das
en un segundo,
y en segundos más t
e amo.

Ven, cierra el reloj, -hazlo despacio-

Lo ahorcaré para deje de caminar.

Dale duro, ven, agarra el segundero,
el minutero es mío.
Dejemos que agonice.

La eternidad serà nuestra,

en algún cuento de fantasía.