domingo, 8 de marzo de 2009

Rosas para las Anas en Domingo

Mi querido Domingo:

Esta vez te llamarè Alegre,

algunos duendecillos andan pululando por mi espacio que felizmente lo entrego, ese espacio tiene dibujado unos labios dulces, alguna ventana abierta, y ella està allì mirando a traves por donde nacen mis girasoles.

Si querido Domingo podemos estar alegres, al menos por ahora, por momentos, por algunas cosas màs que nos adorna el silencio, la fragancia de su piel,

sigo algo solo, pero la soledad sonrie, su desnudez es màs suave, alentadora imaginariamente adorable.

Saldrè a la calle, comprarè flores, quizàs nunca sabrà de ellas, ni tampoco las mirarà pero, ahora no mucho importa porque el corazòn se inventa el amor, me quiero sentir amado, tal vez deseado, serà la demencia en mì inventar tales peligros, pero como te dije poco importa el riesgo si me da una sonrisa en mi rostro.

Extrañè, pero no màs, amè, pero, amo amar, amarè la espera aunque nunca llegue prentenderè que llega, irè a una estacion de bus me sentarè como todo el mundo a esperar, al final a nadie espero nadie llega.

Llevarè mis flores a casa las voltearè, a los dias seran flores secas,
al igual que mi corazòn si nunca apareces.

Te amo Domingo, dia de mis dias.

1 comentarios:

Blogger Marina Centeno ha dicho...

...cuando las rosas perseveran y las anas en hostil indiferencia se sumergen en el silencio, lánguido silencio que se te vuelve aire y lo respiras por los rincones de tu habitación, bajo el mantel de la mesa y sobre el teclado de la pc...cuánto me dueles, Poeta, retraído en la terquedad de tu espera, solitario en el pasillo de la estación...a la espera de nada ... de nada... mientras dos ojos se les ilumina la mirada con la perversidad del desdén....¡ay, que miserable puede ser el amor!

Me gusta el planteamiento amatorio-romántico que proyecta el autor a lo largo del poema. La sinuosidad de las curvas que por momentos tiende a resbalarse hacia la soledad y caer al precipicio del silencio. Y el final ¡ay, el final!, tus finales Poeta, tan llenos de ti y esa demencia razonable que le aportas al poema, con la huella imborrable de tu paso.

Enhorabuena y saludo.

8 de marzo de 2009, 11:19  

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