No hay tìtulo.

Està la noche no da màs,
està mi alma no da màs.

Tengo mis manos ocupadas, una de carga espinas, la otra de carga de flores.

Tengo partido mi ser, làgrimas, làgrimas, làgrimas de hija,
dolor seco, infinito ruego silencioso que sin rumbo lanzan al pavimento
un corazòn que llora con susurros sin ser canciòn alegre, ni final feliz, ni intermedios de funciòn en teatro.

Con lucha desesperada la flores piden sobrevivir, sonrìo de manera valiente,
levanto los pètalos alumbro el cielo con la felicidad en turno,
no puedo màs,
màs no puedo, caigo de rodillas entre piedras filosas, sangran, muerdo tierra,
tomo agua sucia de calle, por momentos camino como un perro,
me arrastro como culebra en mi sufrir, lo siento, lo siento, me lleva la oscuridad, me dejo ir, me dejo tomar.

Esta noche tengo espinas y flores, soy dèbil ante el dolor que miro;
nariz roja,
ojos crispados,
llanto escondido.

Llora hija mìa estamos acostumbrados a las làgrimas.


Dame tu dolor que lleve mi alma el diablo, que coma mi lengua
la carroña, pido a nadie, maldigo los vientos, rompo biblias, ardo en un infierno, a cambio de sufrir lo que te miro doler.

Esta noche no estoy, cubrirè de estiercol mi cuerpo.

Mi lecho esta vacìo inventarè una compañìa, hablarè solo en la demencia en derecho a ser.

¿ Que me queda?

Mi dolor es incoloro, jalarè una uña, rasgarè mis telas, invitarè a D-os y al diablo a la misma mesa, vendo mi alma, empeño mi espiritu, no temo a la muerte, màs la vida es agua de caño.

Esta noche no estoy, no llamen a mi puerta, expirarè, vagarè por siglos.