viernes, 12 de marzo de 2010

Tragico en auto- engaño

No hay mangas blancas que doblar, solo ranuras pequeñas crispadas por los ganchos que esperan descanso. Observo paredes sin planchar, nubes encima de mi cama están. Tengo los pocos ojos que me quedan cada mañana mirando agujeros en mi estomago.

Mi dulce dulzura, dulzura de mi alma.

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