sábado, 10 de abril de 2010

Prisma oscuro

He decidido cruzar mis piernas, contemplar la tarde hermosa, no desde una ventana, no desde la copa de una árbol donde podría descansar sin alas dibujadas en mis mano. Quiero contemplarla desde la aurora que amanece cada vez que pienso en ti, en las calamidades de no tenerte, de poder besarte. Quiero hoy contemplar también otras cosas, mas que otras cosas, serían esas cosas que taladran la piel entre las paredes, el sol, la lágrima vulgar que llora por un orgasmo salido de mi lengua áspera de tanto caminar por los cementos de un hipócrita, malsano. Irreverente dolor. He llegado nuevamente para escribir las malolientes palabras que dejaste,dejando, para dejar lo que se deja en los olvidos, en las bocas cortadas por besos malos, más malos que la desdicha sin parábola donde la moraleja es un abortivo de metáforas falsas, tan falsas como tus besos verdaderos que mojaron mi piel cuando a placer tomabas mi semen como loba herida por tal virtud de mi entrega.

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