Calistenia abstracta de un olvido
Vienes que vienes,
caminando,
vienes mirando.
Estiras la mirada
empujaste vientos,
estoy que estoy;
mis ojos emparchados en mi silencio,
huesos mios bandera de caminos
sin cristales en tu boca.
Me fui, que fui empujado,
no encontré abismo ni soga
donde asir mi alma.
Olvido como ser de ti,
al menos podré ser mio, no lo sé.
Suelta mis dedos,
que no logro
comer manzanas.
caminando,
vienes mirando.
Estiras la mirada
empujaste vientos,
estoy que estoy;
mis ojos emparchados en mi silencio,
huesos mios bandera de caminos
sin cristales en tu boca.
Me fui, que fui empujado,
no encontré abismo ni soga
donde asir mi alma.
Olvido como ser de ti,
al menos podré ser mio, no lo sé.
Suelta mis dedos,
que no logro
comer manzanas.
1 comentarios:
El título, una cuerda que amarra la lectura, una soga que ata al contenido; la que abre la puerta y entra el aire huracanado a revolcarlo todo. Y tú en el centro, Príncipe, amainando la batalla de versos.
Me gusta lo que indica y lo que siento al recorrerte. Caminar en tus calles poéticas es desvertime de ausencias y ternuras, es querer ser la gota de sangre que mancha el pavimento para dejar una huella de que estuve.
Un gusto de poema, inspirador.
Saludos, Príncipe.
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