lunes, 10 de diciembre de 2007

Luna

Una gatita persa mi compañía por cinco días alegró espacios de mi casa, extrañamente sentí que tenia más hogar,
que alguien me esperaba cuando tomaba la ruta de regreso, al estar levantada hablándome con sus ojos amarillos diciendo que bueno estas de regreso. La miraba y corría y se iba debajo de mi cama como leona alfa en la selva cuidando el territorio. Bueno, ella, cuidaba escasos metros que es mi habitación. De repente zaz un salto en mi barriga me sacaba el aire y sonreía, brincaba y volvía le hablaba y me ronroneaba que buena Luna tierna gatita dorada de 4 meses me acariciaba y yo a ella se acostaba panza arriba me pedía mimos, yo a ella también, eramos dos necesitados de afecto y cariño, pasaba el dia dormida pero cuando caminaba se despertaba como por magia me perseguía miraba lo que hacia y saltaba a la mesa de la sala a dormir otro rato, así pasaban los días, yo limpiaba su arena le servia comida y agua fresca éramos felices nadie molestaba, no había ruidos al caminar la paz reinaba, hacía la pareja perfecta ella en su espacio, yo en el mío, de repente suena el teléfono ring ring alò alò, / mi hija llamando/ me dijo con algo de pena/ ya iremos a buscar a Luna mis hijos la quieren de vuelta/ le dije esta bien ven aquí la tengo/ y Luna y yo nos miramos y el silencio retomo espacios, y yo me acosté en mi cama y ella ronroneaba diciéndome /no me quiero ir/ le contesté que debía ir a su hogar verdadero que los niños la extrañaban/ y medio sonrió con sus ojos grandes ojos amarillos.
Ring, ring llegaron.