jueves, 15 de septiembre de 2011

Un quizás

Fineza de hilo, agua en lluvia, cadencia extraña,
no puedo ver tus ojos en la claridad,
oscuridad letal hace mirada en penumbra
pero, si miro tus ojos cuando la negrura
baja por tus pestañas, (PROLOGO).


En la noche de hace tres días, al parecer hubo un gran revuelo en el hospital San Martan de Los Ángeles Prietos, para ser mas exacto fue en la planta baja doblando a la izquierda cerca de las letrinas para visitantes y claro alguno que otro paciente podría usarla pero sin responsabilidad del hospital, así decía el pequeño letrero en el pequeño lugar donde los indigentes o viajeros tambien lo usaban,. Decían las noticias del vecindario que el tal por cual que no era el que decían que era, pero era otro que sí era, el susodicho yacía en la cama 45 hacía muchos meses con cierta enfermad que lo único que le garantizaba era dos golpes de comida al día, este personaje parecía poeta, poeta porque tenía muchos papeles antes mojados; en su mochila de cuero, que de cuero no tenía nada porque podrida estaba pero en fín no hay seguridad que sea el muerto aquel o que sea el confundido que tanto entierro le sucedió entre galletas y té que se compraban con el pobre presupuesto del ayuntamiento del pueblo.

En noches de delirio repetía una y otra vez : Digamos que soy Poeta (hablaba solo) y que puedo hacer las prosas más prosas que nadie haya usado, o alguna otra metáfora para enterrarme, pasaba semanas escribiendo en estado como en trance;

Veía la vida sin capucha, los caminos agrietados tomaban suspiros prestados; escribía el personaje para después caer en silencio mirando sus ojos en un espejo más viejo que el umbral de la muerte tratando de reconocer algún rasgo, o recordar quien es, o era, o quien podría ser, y nada, volvía el pobre a dormirse, habían dias cuenta la persona encargada de supervisarlo,que es voluntaria porque el hospital solo podría ser atendido por voluntarios porque era tan pobre que no alcanzaba el dinero para alimentar los pacientes, la alimentación supuesto poeta, la pagaban viudas y solterones que se llevaban sus escritos para soñar en amores futuros, o en fantatasías eróticas porque cuando el supuesto escribiente estaba en celo escribía.

Nada hay de cierto sobre su indentidad hasta que vengan del pueblo vecino a identificar el enfermo, que más por no tener casa se hacía el desvalido, que por la misma enfermad que se achacaba.

Proximamente saldrá algun boletín informativo.

Hospital San Martan de los Angeles Prietos.









Nadie sabe a ciencia cierta.

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