domingo, 16 de marzo de 2014

Sinfonìa de un capullo

Se incendia el castillo, el castillo de arena, fue la arena en el castillo, el fuego quemó el castillo.
Sin música claudica,
el niño una vez más sueña al lado de la candela, ella se apaga,
como siempre el reloj sonríe mira el cabello blanco del niño  y ríe,
no es mimo, no es tiempo, tampoco huesos,
razón para sonreír ausente, ausencia de  melodía.

Se oyen pasos, pasos se oyen por la calle vieja donde el dormir de noche causaba miedo,
miedo era la causa del miedo,
abanicaba el viento en busca de tu mano,
no estabas ni había mano.

Es el mismo que crece, el mismo que sueña muriendo, soñando muere, pero no puede morir ni soñar.

Hay un pañuelo sobre la mesa, todo es oscuro, todo, todo, todo.
abrazame de manera fantasmal porque no estás, ni estarás, y te sueño que no estás.

Observa mis ojos que miran el  vacío observan el vacío protagonista de mi tristeza, esa tristeza triste, 
la tristeza y yo, yo y la tristeza, no hay que mucho que decir cuando el escribiente sale de su caja de madera para interpretar en algunas letras, eso eso eso eso que casi siente porque niega sentirlo,
respiro, casi respiro, separo la carne para un suspenso........No salen lágrimas.

Esta noche toca la puerta, quiero saber que estuviste,
no oiré los golpes porque sonaré que tocaste a mi puerta
inventare que estuve ahí para abrirte, 
pero no soy el mismo, siendo para mi tu la misma......

Un piano se escucha......






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