domingo, 9 de diciembre de 2007

Pedro

Pedro tiene 40 años, y una madre llamada Marta. A su edad todavía le quedan dientes de leche. Hoy se ha caído uno y lo ha puesto debajo de su almohada, quiere a cambio una moneda, y duerme confiando.
A medida que noche llega, Juan, el ratoncito, llega a recogerlo, pero, no puede con él porque es muy pesado. De muchas maneras trata de llevárselo: lo voltea, lo deja caer y nada. Esta lleno de sueños y cuando se le acerca, ve en él, unos dibujos con ribetes de oro sin brillos que contente. De pronto el diente toma vida y levanta vuelo. Juan queda impávido, mirando tal excursión que desaparece a lo lejos.

Pedro despierta, busca su moneda, o su diente, pero no hay nada y se entristece. Se mira al espejo y allí sigue el espacio en su boca que no lo deja sonreír. Pareciera un chiste , o un cuento de niños. No es ni lo uno ni lo otro.

Algunos estamos llenos de espacios sin saber como llenarlos, ahora Pedro lee al anochecer y así se duerme buscando mas sueños en ese diente de leche que perdió.

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