Ven
Ven siéntate a mi lado; saca los dedos de tus bolsas, vamos aprender a contar.
Así, así despacio, de uno a uno, de dos en dos. Ven sácalos, no tengas pena de mí. Espera, quítate ese anillo turquesa, como ese cielo que nos alumbró, cuando no sabíamos contar, y aquel de rubí; ese, sí, ese, que casi no se ve, el que nos recuerda cuando nos atrevimos amar, e inventamos el amor.
Así, anda enséñame los dedos, que se hace tarde; debemos aprender a contar, quizás sumando lo olvidado, lo perdido, pero, empecemos de nuevo, somos dos a ritmo lento, a ritmo cansado como el tambor amigo, como el tambor de baile.
Si, así, construye más.
El no existe, pero lo inventamos; no nace pero mis poros son campos fértiles, para aquellos girasoles que deben nacer, porque de tus manos amamantaste con agua buena, buena tu lengua, en noches húmedas, de luces blancas; fuertes, como la luna. Ven, ven, siéntate a mi lado.Saca, saca los dedos, aprendamos de cero, lo que se puede contar; miremos las flores que no cactus, ni rosales.
Somos dos ahora, dos en pareja, dos en la soledad.
Ven saca tus dedos, contaremos en cadencia perfecta.
Así, así despacio, de uno a uno, de dos en dos. Ven sácalos, no tengas pena de mí. Espera, quítate ese anillo turquesa, como ese cielo que nos alumbró, cuando no sabíamos contar, y aquel de rubí; ese, sí, ese, que casi no se ve, el que nos recuerda cuando nos atrevimos amar, e inventamos el amor.
Así, anda enséñame los dedos, que se hace tarde; debemos aprender a contar, quizás sumando lo olvidado, lo perdido, pero, empecemos de nuevo, somos dos a ritmo lento, a ritmo cansado como el tambor amigo, como el tambor de baile.
Si, así, construye más.
El no existe, pero lo inventamos; no nace pero mis poros son campos fértiles, para aquellos girasoles que deben nacer, porque de tus manos amamantaste con agua buena, buena tu lengua, en noches húmedas, de luces blancas; fuertes, como la luna. Ven, ven, siéntate a mi lado.Saca, saca los dedos, aprendamos de cero, lo que se puede contar; miremos las flores que no cactus, ni rosales.
Somos dos ahora, dos en pareja, dos en la soledad.
Ven saca tus dedos, contaremos en cadencia perfecta.
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