domingo, 9 de diciembre de 2007

Ven

Ven siéntate a mi lado; saca los dedos de tus bolsas, vamos aprender a contar.
Así, así despacio, de uno a uno, de dos en dos. Ven sácalos, no tengas pena de mí. Espera, quítate ese anillo turquesa, como ese cielo que nos alumbró, cuando no sabíamos contar, y aquel de rubí; ese, sí, ese, que casi no se ve, el que nos recuerda cuando nos atrevimos amar, e inventamos el amor.

Así, anda enséñame los dedos, que se hace tarde; debemos aprender a contar, quizás sumando lo olvidado, lo perdido, pero, empecemos de nuevo, somos dos a ritmo lento, a ritmo cansado como el tambor amigo, como el tambor de baile.

Si, así, construye más.


El no existe, pero lo inventamos; no nace pero mis poros son campos fértiles, para aquellos girasoles que deben nacer, porque de tus manos amamantaste con agua buena, buena tu lengua, en noches húmedas, de luces blancas; fuertes, como la luna. Ven, ven, siéntate a mi lado.Saca, saca los dedos, aprendamos de cero, lo que se puede contar; miremos las flores que no
cactus, ni rosales.
Somos dos ahora, dos en pareja, dos en la soledad.
Ven saca tus dedos, contaremos en cadencia perfecta
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